DIEZ BUENAS
RAZONES PARA OPONERSE
A LA ENSEÑANZA DE
LA EDUCACION SEXUAL EN LAS ESCUELAS
Por Julie Blonigen
Julie Blonigen es maestra en una
escuela pública en Sr. Cloud, Estado de Minnesota, directora del "Human Life
Action Council" (Consejo de Acción para la Vida Humana), y directora ejecutiva
de la "Central Minnesota Coalition for Adolescent Health" (Coalición Central de
Minnesota para la Salud de los Adolescentes).
Este artículo fue tomado de la
revista "All About Issues", de American Life League, julio/agosto de 1992.
1.
Los principales maestros de
los niños son sus padres. Los padres tienen el derecho y la responsabilidad de
educar a sus hijos sobre la moralidad y la
sexualidad.
2.
Las clases de educación
sexual en las escuelas públicas pasan por alto las diferencias individuales
entre los niños y destruyen la modestia natural de los niños y niñas. Cuando a
los niños se los instruye sobre asignaturas tales como las matemáticas y la
lectura, se les da un material apropiado según su nivel intelectual. Sin
embargo, cuando se trata de un área tan delicada como el área de la sexualidad,
a todos los niños que están en el mismo grado se les imparte el mismo material,
aun cuando algunos no estén física o psicológicamente capacitados para recibir
esta enseñanza. Esto resulta insensible y dañino. Forzar a los niños y niñas a
escuchar, ver y discutir abiertamente el funcionamiento de la anatomía del
cuerpo del sexo opuesto en presencia de ese sexo opuesto es vergonzoso y
contribuye a que los niños pierdan la modestia que es natural y apropiada a todo
ser humano.
3.
Los padres jamás se enteran
de los que se les enseña, a puertas cerradas, a los niños en las clases de
educación sexual. Los padres no llegan a saber cuáles son las acciones, las
actitudes y respuestas del maestro durante la clase de educación sexual, lo cual
quiere decir que los padres no tienen control alguno. Ni siquiera saben lo que
se les enseña a sus hijos acerca de la sexualidad, a menos que se sienten y
participen en todas las clases de sus hijos.
4.
Las clases de educación
sexual en las escuelas públicas no han demostrado nunca una reducción en los
casos de embarazos de adolescentes ni de abortos. De hecho, los datos muestran
lo contrario: a medida que los fondos federales para los programas de educación
sexual aumentan, tanto más aumentan los casos de embarazos y abortos de
adolescentes.
5.
Las escuelas públicas no
tienen derecho a juzgar la calidad de la información acerca de la sexualidad que
los padres proveen a sus hijos. Algunos padres hacen un buen trabajo, otros
hacen un trabajo muy pobre. La escuela no tiene derecho a decir que debe
impartirle clases de educación sexual a los niños, porque no le gusta el trabajo
que los padres están haciendo. La escuela debe mantenerse al margen de estas
intimidades.
6.
La sexualidad abarca mucho
más que el uso de artefactos intrauterinos y píldoras anticonceptivas. La
escuela le da un mensaje erróneo al estudiante, cuando en los cursos de
educación sexual se le dan clases sobre "cómo hacerlo sin correr riesgos". La
mejor educación sexual que los padres pueden dar a sus hijos es el respeto y el
amor mutuo entre ellos.
7.
Quienes proponen las clases
de educación sexual en las escuelas públicas dicen que los niños necesitan saber
más. Lo que realmente están diciendo es que quieren enseñar a nuestros niños a
usar los preservativos, la píldora, y los DIU (dispositivos intrauterinos), y si
estos fracasan, les dicen dónde pueden hacerse un aborto. Ellos nunca hablan de
reducir el índice de fornicaciones o de satisfacer las necesidades espirituales
de nuestros hijos; ponen énfasis solamente en sus cuerpos, cuando lo que
verdaderamente debiera incumbirles son sus almas.
8.
Los niños no necesitan
educación sexual, ellos lo que necesitan es educación en la castidad. Los niños
necesitan aprender cómo decir que no y por qué esto resulta ser lo mejor para
ellos física, moral y espiritualmente. La biología del sexo toma solamente 10
minutos enseñarla; ¿qué enseñan, entonces, a los niños en estos cursos de cinco
o diez semanas? Si emplearan ese mismo tiempo en promover la castidad, el número
de adolescentes castos aumentaría.
9.
No existe la educación
sexual "exenta de valores". Cuando se enseña algo más que biología de la
reproducción, los valores de otras personas también serán presentados. Al
decirle a los estudiantes "toma tu propia decisión", se les está diciendo
también que no existe una escala de valores por la cual se deben guiar.
Advertirles a los estudiantes: "es mejor decir que no, pero si vas a
involucrarte en actividades sexuales, es mejor que te protejas", les envía el
mensaje de que el maestro no espera que ellos sean capaces de controlar sus
instintos. Exponer a los alumnos a la información sobre los métodos
anticonceptivos sin explicarles que no es correcto usarlos les hace creer que al
maestro no le parece mal que los usen.
10. La educación sexual en las escuelas
públicas ataca y socava las creencias religiosas de muchos estudiantes. Los
estudiantes católicos y cristianos, a quienes sus padres les han enseñado que
las relaciones sexuales fuera del matrimonio, los contraceptivos y el aborto son
malos, se ven obligados a sentarse en la clase y escuchar a una figura con
autoridad contradecir las creencias que sus padres les
inculcaron.